jueves, 26 de agosto de 2010

LA ENSEÑANZA EN LA HIGUERA DE VARGAS DE 1841

(Artículo publicado en la revista de ferias de 2010)


LA ENSEÑANZA EN LA HIGUERA DE VARGAS DE 1841

Manuel J. Garrancho González
Todos hemos oído alguna vez ese dicho de antaño “tienes más hambre que un maestro escuela”. Pues bien, eso ocurría en primera mitad del siglo XIX, cuando los maestros que se dedicaban a enseñar, en la mayoría de las ocasiones, eran personas que por sus limitaciones físicas no podían dedicarse a otro cosa, según recoge Rafael España en su artículo publicado en la Revista de Estudios Extremeño de 2001 (La educación en Extremadura en el s. XIX. Reformas introducidas durante el sexenio democrático (1868-1874)). Los alumnos que acudían a las clases pagaban una pequeña cantidad al maestro y de esto subsistían, amén de alguna contribución adicional del Ayuntamiento. En Higuera, el Catastro de Ensenada realizado a mediados del siglo XVIII, no recoge que hubiese maestro en el pueblo. Sin embargo, en el Interrogatorio de la Real Audiencia de 1791 se referencia que había una “esquela de niños de primeras letras” con un maestro que cobraba 499 reales y estaba al cuidado del ayuntamiento, lo que indica que dependía de él y se hacía cargo de los gastos, haciendo constar la necesidad de que el pueblo contase con una maestra para enseñar a hilar en tornos a las mujeres para hacer los lienzos más finos y no tener que mandarlos en bruto a Portugal. Unos años después, ya a mediados del siglo XIX, Pascual Madoz refleja la existencia de una escuela de primaria a la que asisten unos 100 niños y que contaba con un presupuesto de 3.300 reales de fondos públicos.
La reforma educativa emprendida por la Reina María Cristina en 1838 supone el establecimiento obligatorio de escuelas elementales en todos los pueblos mayores de 100 vecinos y de escuelas superiores en las poblaciones que contaran con más de 1.200, y por primera vez se establece la existencia de una escuela normal de enseñanza primaria para formar a los maestros, que deberían someterse a un examen cuya valoración estaría encomendada a una comisión especial. Se establecía que el salario no podría ser inferior a los 1.100 reales para una escuela primaria elemental y de 2.500 para una escuela superior, a la que podían añadirse otras retribuciones aportadas por los propios padres; podría pagarse en metálico, o en granos u cosa equivalente, según convenio entre el ayuntamiento y el interesado.
La Inspección de las escuelas estaría encomendada a una comisión de instrucción primaria y en todos los pueblos, donde existiese escuela, habría también una comisión local de Instrucción Primaria compuesta por el alcalde como presidente; un regidor, el párroco y dos personas instruidas nombradas por el ayuntamiento. Y aquí es donde entra en escena nuestro pueblo, ya que el 19 de diciembre de 1841 se lleva a cabo una de estas inspecciones, cuyos resultados, por exitosos, son publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz el 8 de enero del año siguiente y que, por su interés se recoge íntegro a continuación:

El Presidente de la Comisión de instrucción primaria de Higuera de Bargas me dice con fecha 20 del corriente lo que sigue.
“La Comisión local que presido en unión con el ayuntamiento constitucional de esta villa y en cumplimiento del artículo 86 del plan provisional vigente ha practicado en el día de ayer con todo el aparato y esmero posible el exámen público de los niños de la escuela de la misma, prevenido en aquel y ha quedado muy satisfecha de su adelantamiento, debido á la constancia y cuidado del maestro don Francisco Maria Garrancho:
«Principió el acto con un razonado discurso pronunciado por dos de los niños mas instruidos, relativo a las circunstancias de la enseñanza y al sistema político que felizmente nos rige. En seguida se hizo un escrupuloso exámen de la primera clase compuesta de doce niños de edad de ocho á doce años que explicaron muy extensamente la doctrina cristiana, aritmética, caligrafía, ortografía, gramática castellana, geografía, ortología, historia de España é historia sagrada; practicando en la pizarra ó encerado todas las materias esplicadas, en lo que demostraron su conocimiento con aplauso de todos los concurrentes. Además esplicaron la urbanidad, misterios sagrados y leyeron y escribieron con bastante primor. Despues fué examinada la segunda clase compuesta de igual número de niños que esplicaron la doctrina cristiana, aritmética y principios de ortografía, urbanidad y gramática castellana, leyendo y escribiendo también bastante regular; y así sucesivamente se ejecutó con la tercera, cuarta y quinta clase, y todos proporcionalmente a su edad y clase nada dejaron que desear a la junta.
Concluido el exámen se repartieron los premios correspondientes á los niños, se hizo un reparto general de libros á los que los necesitaban, y se pronunció otro discurso por los mismos niños dirijido al propio fin al que contestó la Junta espresándoles su complacencia é invitándoles á que continuasen en su aplicación; concluyéndose el acto con dar las gracias al maestro director que prometió continuar como hasta aquí con el esmero y cuidado que le honran y del que quedó muy satisfecha la corporación y demas personas que concurrieron en bastante número.
Lo que digo á V.S. para conocimiento de esa superior junta esperando se servirá V.S. mandar insertar esta manifestación en el boletín oficial para satisfacción de esta corporación y del maestro de esta escuela».
En el mismo Boletín, se hace constar que se han llevado a cabo más comisiones en otros pueblos, pero no se publican los resultados de ellas, sino que únicamente se mencionan.
Causa sorpresa que el nivel educativo que alcanzó la escuela de nuestro pueblo fuese motivo para que una comisión, más o menos rutinaria, por lo exitoso de la misma, fuera publicada en boletín oficial de la provincia. Y destaca aún más lo que ha cambiado el sistema en estos más de 150 años, e incluso si me apuran en los últimos años, cuando los que rozamos ahora la cuarentena íbamos a diario a “las escuelas” sin que nadie nos acompañase, pues eran los hermanos mayores o los vecinos los compañeros de viaje, calle arriba. Las enseñanzas han cambiado mucho, pues aunque hay materias que siguen siendo las mismas, han surgido otras nuevas, pero la autoridad de los maestros y el respeto hacia ellos también han dado un giro radical, en la que sin duda tienen que ver el sabérselo ganar por parte de los educadores, pero principalmente la educación que cada uno recibe en sus casas, donde la educación se tiene que iniciar y complementar con la que cada alumno recibe en la escuela, y por otro lado las continúas reformas educativas también han hecho un flaco favor en este sentido.
Los más mayores, que lean este breve apunte histórico, seguro que recodarán las variopintas escuelas particulares con los diferentes maestros y maestras que había repartidas por el pueblo a lo largo del siglo XX, donde, principalmente eran los varones de la casa quiénes iban a aprender a leer y escribir, por aquello de “que cuando cumpliesen el servicio militar, pudieran escribir a casa”. Las féminas, no encontraban este apoyo adicional, ellas tenían que ayudar en casa, y total “pa que lo querían”. Esto, afortunadamente, también es historia.
Aprendamos de como estaba la escuela de Higuera hace 160 años e intentemos que sea un objetivo. Será en beneficio de todos nosotros, los que estamos y los que vendrán, y todos, de una forma o de otra, en el papel, que a cada uno le corresponda, podemos contribuir.

2 comentarios:

  1. Excepcional artículo amigo Manolo para los que nos dedicamos a la enseñanza en los tiempos que corren y totalmente de acuerdo con tus reflexiones y conclusiones.

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  2. A ver si entre todos consiguimos mejorar el nivel educativo

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