jueves, 8 de septiembre de 2011

LA TOMA DEL CASTILLO DE HIGUERA DE VARGAS EN 1643 POR LAS TROPAS PORTUGUESAS

LA TOMA DEL CASTILLO DE HIGUERA DE VARGAS EN 1643 POR LAS TROPAS PORTUGUESAS

Manuel J. Garrancho González

(Publicado en la revista de ferias de 2011)

Corría el año 1643 cuando las tropas lusas fieles a la Dinastía de Braganza hacían sus incursiones en territorio español, dentro de la llamada “Guerra de Restauración Portuguesa” por la que el país vecino tras unos años perteneciendo a los reyes castellanos luchó por la independencia nombrando como rey a João IV en 1640, desgajándose del reinado de Castilla donde gobernaba la Casa de los Austrias desde mediados del siglo anterior en ambas zonas, al frente del cuál se situaba en esta época, Felipe IV de España.

Figueira de Vargas[1], como de todos es conocido, se situaba junto a la frontera del territorio portugués. El Alcarrache hacía de frontera natural entre las tierras lusas de Olivença[2] y las españolas de Higuera de Vargas. Además, en un caso de conflicto armado el paso natural a través del río Alcarrache era sencillo y fácil de asegurar, por lo que Higuera junto con otros pueblos de la frontera como Alconchel, Cheles o Villanueva del Fresno eran botines apetecibles para las tropas del rey luso.

Según los documentos portugueses de la época, en concreto el diario que el Canónigo Magistral de la Santa Catedral de Elvas, Gobernador y Vicario general del Obispado de Elvas y Comisario de la Bula de la Santa Cruzada, Doctor Aires Varela dirige al Rey João IV y que titula “Sucesos que hubo en las fronteras de Elvas, Olivenza, Campo Mayor, Ougella y otros lugares del Alentejo, el tercer año de la Recuperación de Portugal que comienza en el 1 de diciembre de 1642”, Higuera en el año de 1643 “era villa de 400 vecinos[3], enclavada en una altura con buen castillo, fuentes y algunos pozos. Pasa a lo largo de ella, por el lado de poniente, el río Alcarrache y tienes aires puros, que hace que los moradores tengan larga vida. Son, generalmente, altos, delgados y ligeros, y sus mujeres muy hermosas, y parecidas a las Flamencas de la corte. El término es fértil de pan y tiene buenas defensas. Es del Señorío de los Vargas, poseído actualmente por D. Gabriel de Silva y Vargas, que tiene toda la jurisdicción temporal y gobierna un corregidor. En lo espiritual hay presencia de cura. Tributa al Estado cuatro mil cruzados”.

El 5 de octubre de 1643, lunes para ser más exactos, el Teniente General de caballería D. Rodrigo de Castro recibe las órdenes del General Mathias de Alburquerque de tomar la villa de Higuera. Toma 600 caballos con sus respectivos jinetes y se dirige hacía el castillo higuereño, en compañía del ingeniero João Gil. Las tropas habían participado en un duro asedio al castillo de Alconchel cuya situación y enclave era estratégico para Portugal para la defensa también de Olivenza.

Antes de llegar al castillo, D. Rodrigo acampó y mandó rastreadores que recorrieron el campo y capturaron a un castellano. Éste les confirmó que estaba en el castillo D. Gabriel[4] provisto de soldados y víveres, dispuesto a defenderse.

El militar portugués, muy experimentado en los artes de la guerra, dispuso la caballería de tal manera que pareciese mayor número del que era, pues colocó un gran frente, pero con un fondo muy pequeño. Además, dando la impresión de que la infantería a pie seguía a la caballería, realizaba continuas paradas, como para esperar a los soldados, que evidentemente serían más lentos que los caballos, pero sólo iba la caballería. Tales precauciones y artimañas por parte de los portugueses se explican de la derrota que habían sufrido el año antes y que más adelante se detalla, cuando el castillo higuereño estaba bien defendido por soldados de infantería y caballería que en esta ocasión no estaban, ya que el elemento defensivo de Higuera no contaba con tropas propias.

Como avanzadilla mandó algunos soldados al castillo que esquivaron sin mayor dificultad las cargas que les tiraron desde las murallas y torreones higuereños. Todas estas circunstancias hicieron que entrase el desánimo en la mente del señor de la Higuera, que mando unos embajadores con el siguiente mensaje

- Sabe el gobernador de las tropas que la tierra que pisa son del Rey de España

La respuesta recibida fue

- Ya son del Rey de Portugal, D. João, pues sus armas las protegen. Entregue la plaza si no quiere experimentar el rigor de las armas

El mensajero español retorno con la siguiente misiva:

- Mi señor entregará la plaza con las condiciones de Valverde[5] y quince días de plazo para abandonarla los habitantes”

D. Rodrigo le respondió que le concedía las condiciones de Valverde, pero que el plazo era exclusivamente de dos horas. Ante lo cual, el noble castellano aceptó y salió de Higuera rumbo a Jerez, sin tener bajas entre sus gentes, no sin antes darse cuenta de las facilidades que había dado en la rendición al comentar “Gran soldado es D. Rodrigo, que con poca gente atemorizó mi pueblo y rindió mi castillo. Su fortuna le favorece, al paso que mis pecados me persiguen”. Y estas facilidades estaban motivadas a que el castillo higuereño no contaba con soldados de pago y solamente podía ser defendido por los siervos del Señor y los vecinos que se resguardaban dentro de las murallas.

Los documentos portugueses de la época[6] describen el castillo de los Vargas como bastante antiguo, cuadrado y con 8 cubos o torres, cuatro redondas y cuatro cuadradas. En el medio de las murallas contaba con una entrada cubierta más moderna que el resto y que consideraban los portugueses insuficiente para defenderla.

El castillo de Higuera de Vargas quedó con 2 compañías de infantería del tercio de D. Nuno Mascarenhas y con el capitán Pedro Monteiro como gobernador. Sin embargo, poco tiempo después[7] los portugueses consideraron que el castillo de Higuera estaba más lejos de las fronteras ya conquistadas y era complicada su defensa por lo que resolvieron arrasarlo, junto con el resto del pueblo, que fue incendiado. En el castillo, hicieron un gran agujero por debajo de la torre más alta del castillo[8] e introdujeron cuatro barriles de pólvora. La detonación “levantó la torre diez palmos del suelo y al caer se hizo tal ruina que no quedó recuerdo de ella”. Las tropas del rey luso João IV se establecieron en el castillo de Alconchel que consideraron más estratégico, una vez destruido el de Villanueva del Fresno. Durante una veintena de años los lusos tuvieron bajo su dominio las tierras higuereñas sometiendo a la población local y robando sus bienes, tanto cosechas como ganados.

Sin embargo esta no fue la primera vez que el ejército del país vecino intentó hacerse con el Castillo de los Vargas. Un año antes, el 12 de julio de 1642 salieron de Olivenza con dirección a Higuera varias compañías portuguesas y una holandesa con un total de 400 hombres, 60 de ellos mosqueteros a caballo. Tras una jornada de camino, por la noche, a una media legua de la casas higuereñas acamparon y dieron de comer y beber a los caballos y descanso a los soldados. De cada una de las 9 compañías eligieron a 10 soldados y estas tropas se dividieron en 3 grupos al mando del Coronel Xantarene, el teniente Monsur de Tortoron y el alférez Manoel Rodrigues Adibi. Entre ellos juntaron mucho ganado de los vecinos higuereños y mataron a unos 40 castellanos que les opusieron resistencia en el campo, ya que las tropas portuguesas querían vengar la muerte de una cuadrilla de segadores de Campo Mayor que las tropas castellanas habían matado. El teniente Monsur entró en el pueblo y fue caminando hacia el castillo, observando al Sr. de la Higuera en una ventana del castillo. Estos confundieron en un principio las tropas portuguesas con tropas castellanas, exclamando su mujer, Magdalena Hurtado de Mendoza:

- Que gallarda gente entre

Los portugueses atacaron a los soldados que estaban a la puerta del castillo y causaron algunas bajas, pero no consiguieron su objetivo de hacerse con el sitio. Cuando esto observó la señora grito:

- Ay desgraciada, que es gente del Duque de Braganza

Los higuereños se defendieron y cargaron contra el enemigo causando bajas y obligando a la retirada, aunque los lusos se llevaron el botín del ganado apresado. Las tropas españolas persiguieron a las compañías portuguesas y las hicieron retroceder hasta la mismísima Olivenza, desde donde, incluso, enviaron refuerzos. En la huida y para impedir el avance le dieron fuego al trigo que estaba en la era y en los campos por segar y se valieron del humo para ayudarse en la huida, aunque llegaron a la ciudad oliventina con numerosos heridos y algunos muertos[9].


[1] Nombre en portugués de nuestro pueblo y así recogido en todos los documentos lusos

[2] Olivenza paso a pertenecer a Portugal por el Tratado de Alcañices de 1297 y se mantuvo hasta la Guerra de las Naranjas en 1801, con breves periodos en que Portugal y Castilla se unieron por intereses entre las diferentes dinastías reinantes, como en el periodo anterior al que nos ocupa

[3] Cada vecino se consideraba como una familia, por lo que si estimamos que cada una de ellas estaba compuesta por el matrimonio y un par de hijos (muy habitual en la época), podemos deducir que Higuera contaría con uno 1.600 habitantes

[4] D. Gabriel Silva Vargas ostentó el título de XII Señor de la Higuera de Vargas por extinción de la rama principal, al fallecer sin descendencia Ángela de Vargas y Arellano, XI Señora de Higuera

[5] El sitio de Valverde (hoy Valverde de Leganés) se había producido un mes antes donde la villa fue cercado con plataformas, aunque los españoles, con la ayuda de infantes italianos se defendieron arduamente a base de trincheras, a la espera de la llegado de refuerzos de Badajoz o Andalucía. Pero tras gran resistencia y muchas bajas, se entregó dejando salir a las tropas y conducidos sin mayores bajas hasta Ayamonte por Portugal.

[6] Relatos que realiza el Doutor João Salgado de Araujo, Abad de Pera, al Rey João IV en el documento Sucesos militares das Armas Portuguesas em suas fronteiras depois da Real acclamação contra Castella del Doutor, impreso en Lisboa en 1644

[7] El 23 de octubre de 1643 regresan las tropas del asedio a Villanueva del Fresno y el 25 del mismo mes llegan a Olivenza tras una jornada muy lluviosa.

[8] Debió ser, quizás, una torre del homenaje que tendría el castillo y que se levantaría en un lateral de las murallas, ya que el patio de armas no tiene suficiente superficie para ellos. Se recoge que el castillo tenía 8 torres. Imagen muy diferente a la que nos ha llegado en la que se observan únicamente 2 torreones ochavados en al lado oeste y los indicios de otros dos hacía la Plaza del Castillo, así como la puerta adintelada que parece de época posterior.

[9] Según se detalla en libro “Comentarios dos Valerosos feitos que os portuguezes obraram em defensa de seu Rey, &patria na guerra de Alentejo. Lisboa, 1644

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